Entrevista a Irene Intebi
Experta
internacional en prevención del abuso sexual infantil
"Se abusa más de lo que se presume”
Es argentina. Hace pocos días asumió como titularde la Ispcan, sociedad
internacional para la prevención del maltrato y el abuso infantil. Sostiene que
el 20 por ciento de las chicas y el 10 de los varones será abusado antes de los
18. El panorama en Argentina.
”,
Desde hace varios años Intebi pasa la mitad del año en España, donde
trabaja como consultora en ONG y en la capacitación de profesionales del
servicio de protección infantil de la Comunidad Autónoma del País Vasco y de
distintos municipios. Antes de instalarse en la península ibérica fue
coordinadora del Programa de Asistencia al Maltrato, del gobierno porteño. Para
Semana Santa, visitará Buenos Aires. Recientemente asumió, hasta 2012, la
presidencia de la Ispcan, una entidad que agrupa a profesionales de todo el
mundo, con filiales asociadas en algunos países. A partir de su llegada a la
cabeza de Ispcan, Intebi se ilusiona con la posibilidad de articular algún tipo
de colaboración en el desarrollo de políticas públicas en la Argentina para
enfrentar el maltrato y el abuso sexual infantil.
–¿Por dónde habría que empezar? ¿Cuáles son las asignaturas pendientes?
–Ispcan tiene un instrumento que se aplica en distintos países para llevar
estadísticas y así poder comparar. Se podría aplicar en la Argentina. Es
importante tener un diagnóstico del problema. Otro aspecto fundamental es
contar con lineamientos y protocolos claros que se apliquen en distintos
lugares: que sea igual que un chico sea atendido en un hospital de la ciudad de
Buenos Aires o en una salita del interior del país. Es decir, que se apliquen
los mismos criterios para hacer el diagnóstico, evaluar el nivel de riesgo del
chico y tratarlo. Hoy no hay lenguaje y criterios comunes. Y si bien hay
equipos que recepcionan el problema, no son suficientes para atender a los
chicos, a las familias y eventualmente a quien haya producido la agresión.
Sería necesario que estos equipos reciban capacitación. En la Argentina cada
profesional se forma como puede.
–A veces a la Justicia le cuesta creerles a las víctimas. Y muchos
psicólogos que actuaban como peritos en juicios por abuso sexual, y validaron
denuncias de chicos, resultaron luego perseguidos judicialmente por los
denunciados, en los casos en que no se pudo probar el delito. ¿Qué opina al
respecto?
–Las dos partes tienen derecho a impugnar lo que el otro está diciendo, es
parte del juego legal. Pero en la medida en que los peritos tengan criterios
comunes, a los jueces les será más fácil investigar y definir si el perito se
equivocó. Los protocolos comunes protegen a los peritos y a la persona acusada
también. Se garantizan estándares de análisis de la información. Se va
reduciendo el margen de subjetividad del perito. Pero en la Argentina se pone
mucho peso en la cuestión legal.
–¿Y dónde habría que poner el énfasis?
–Es un delito, se debe denunciar. Pero hay que trabajar para disminuir los
factores de riesgo y sobre los efectos de la situación. Si no, quedamos
entrampados en la pelea judicial, en el lenguaje legal, y queda frenada la
posibilidad de trabajar en la reparación del daño.
–¿Cuando un chico cuenta una situación de abuso sexual hay que creerle
siempre?
–Hay que prestarle atención y consultar con alguien especializado. Los
chicos no dicen: "Me abusaron sexualmente”. Es muy clara la situación si
hay descripción de comportamientos sexuales de parte de la niña o niño, que no
debería estar a su alcance, que no se corresponde con su edad. Si con cinco
años describe alguna situación de sexo oral o penetración, por ejemplo. Pero
hay otros relatos inespecíficos, que hay que analizarlos de acuerdo con el
contexto.
–¿El abuso sexual infantil ocurre mucho más de lo que trasciende y se
denuncia?
–No es un problema esporádico. Estadísticas conservadoras señalan que una
de cada cinco chicas y uno de cada ocho varones antes de llegar a los 18 años
sufrirán abuso sexual.
–¿El agresor en la mayoría de los casos es un conocido?
–Sí, pero lo que estamos viendo es que de un 25 por ciento a un tercio de
los agresores, si bien son conocidos, no son adultos convivientes, sino que
suelen ser otros adolescentes o chicos un poco mayores que la víctima.
–¿Cambió el perfil del abusador infantil?
–Tendemos a pensar que se está afinando la detección de los abusos, que
estos abusos deben haber existido siempre. Pero sucede que las estadísticas que
se suelen usar son las que se realizan en centros de atención especializados o
juzgados. En esos lugares es donde llega la víctima de los adultos
convivientes. El cambio de perfil del abusador empezó a aparecer a partir de
encuestas en población general. Esto nos plantea la importancia de poder hacer
encuestas, para ver qué tipo de programas y tratamientos podemos ofrecer.
–¿En los casos en los que el abusador es otro adolescente o un chico un
poco mayor que la víctima, el abuso es aislado o sistemático?
–A veces tan sistemático como en el caso del abuso intrafamiliar. En
España, estoy trabajando en el Programa de prevención e intervención en
situaciones de riesgo para el de-sarrollo psicosexual de niños/as y jóvenes del
Ayuntamiento de Pasaia (Gipuzkoa, País Vasco). Este municipio hace unos años
empezó a detectar en las escuelas que los chicos tenían comportamientos
sexualizados no adecuados para la edad. Algunos obligaban a otros más chiquitos
a tocarlos, masturbarse o tener sexo oral. Estoy hablando de chicos de 8 años
para arriba. Como antecedente en esa ciudad se habían desmantelado dos redes de
pedófilos. Una hipótesis que se planteó fue que estos chicos pudieran haber
sido víctimas de esas redes. Entonces, los servicios sociales de base empezaron
a trabajar en las calles para detectar los casos de riesgo. El programa comenzó
en 2004 y en el Ayuntamiento se crearon grupos de atención a chicos, chicas y
padres. Los padres empezaron a reunirse con la alcaldesa y pidieron
capacitación para todas las personas que trabajaban en el Ayuntamiento en
protección infantil. Y pidieron que hubiera un código de comportamiento para
todos los adultos que trabajan con chicos, que ahora está en vías de redacción.
Es uno de los primeros lugares de España que toma una iniciativa de ese tipo. A
partir de la toma de conciencia de los padres, son ellos los que se movieron
para impulsar medidas de protección para los chicos.
–¿Qué tipo de pautas incluye el código?
–Tratar a los niños, niñas y adolescentes con cortesía y respeto. No
involucrarse en comportamientos como insinuaciones sexuales de manera física,
psicológica, escrita y/o verbal, no usar un lenguaje abusivo, incluyendo
sarcasmos reiterados ni amenazas de violencia, ni difamación racial o étnica,
ni actos que otras personas puedan, razonablemente, considerar intimidatorios,
ni un lenguaje vulgar e irrespetuoso. O avergonzar al menor por algún resultado
negativo. Es necesario notificar a los superiores y a las autoridades
correspondientes cualquier sospecha de maltrato y colaborar para que se proteja
a la persona menor. No se debe iniciar ningún comportamiento sexual y debe
rechazar la invitación o el eventual consentimiento hacia el mismo. Son algunos
de los puntos que incluye el código.
–¿Qué tipo de pautas
incluye el código?
–Tratar a los niños, niñas y
adolescentes con cortesía y respeto. No involucrarse en comportamientos como
insinuaciones sexuales de manera física, psicológica, escrita y/o verbal, no
usar un lenguaje abusivo, incluyendo sarcasmos reiterados ni amenazas de
violencia, ni difamación racial o étnica, ni actos que otras personas puedan, razonablemente,
considerar intimidatorios, ni un lenguaje vulgar e irrespetuoso. O avergonzar
al menor por algún resultado negativo. Es necesario notificar a los superiores
y a las autoridades correspondientes cualquier sospecha de maltrato y colaborar
para que se proteja a la persona menor. No se debe iniciar ningún
comportamiento sexual y debe rechazar la invitación o el eventual
consentimiento hacia el mismo. Son algunos de los puntos que incluye el código.